Cada cosa de valor tiene su lugar de prueba preciso: para la plata, el crisol: para el oro, la hornaza. Estos pruban la calidad de lo valioso y lo mejoran. Éstos son instrumentos resistentes y adecuados para aquellos elementos valiosos. En este caso, solo Dios puede probar y determinar la calidad de algo tan valioso como el corazón, y solo Dios puede mejorarlo (Jer 17:10).
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