Es que el perezoso sólo desea, porque llevar a cabo, requiere esfuerzo o trabajo que no está dispuesto a hacer. Otro peligro de desear solamente, es la tentación a la codicia, es decir desear lo que no corresponde y por malas motivaciones. También existe el peligro de la envidia, es decir molestarse y guardar amargura por lo que otros han alcanzado. Así, dándose vueltas en estas actitudes, no logra sus deseos.
Por lo tanto se debe recordar que Dios produce tanto el querer como el hacer (Fil 2:13), y por lo mismo debo estar atento al deseo pues si es impulsado por la voluntad de Dios, entonces él mismo me capacitará para llevar adelante aquella inquietud. Por lo tanto, el deseo interno, el del alma, ayudada por la fuerza del Espíritu de Dios será logrado.
Por lo tanto se debe recordar que Dios produce tanto el querer como el hacer (Fil 2:13), y por lo mismo debo estar atento al deseo pues si es impulsado por la voluntad de Dios, entonces él mismo me capacitará para llevar adelante aquella inquietud. Por lo tanto, el deseo interno, el del alma, ayudada por la fuerza del Espíritu de Dios será logrado.