El que mira con misericordia a las necesidades de otro, ya tiene un primer impulso bueno. Si lo pone por acción, entonces recién recibirá bendición. No es sólo hablar de tener misericordia o de reconocer las necesidades que hayan, sino el hacer algo al respecto y hacerlo de su pan, no del de otros; pues es muy fácil mostrarse "solidario" usando los bienes de otros. En esto se ve la verdadera misericordia; como lo hace Dios cada día con hechos concretos (Stgo 2:15,16; 1Jn 3:17).
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